Las mujeres llevan utilizando productos de belleza desde hace miles de años, y un claro ejemplo de esto es el de el maquillaje destinado a los labios y los ojos.
Se tiene conocimiento de que en la región de Mesopotamia las mujeres ya utilizaban piedras nobles que trituraban y se aplicaban el polvo resultante para destacar la belleza de sus labios. Sin embargo el color rojo más clásico fue descubierto por los egipcios, que lo comenzaron a obtener del alga fucus mezclada con un poco de yodo y bromo, pero este compuesto fue el causante de graves afecciones, como ocurrió con muchos supuestos avances médicos y cosméticos que inventaron los habitantes de esta antigua civilización.
Cleopatra, emperatriz de Egipto, utilizaba escarabajos triturados. Se traraba de una especie concreta conocida hoy como escarabajos carmín, que poseen un pigmento con un color rojo profundo que se mezclaba con hormigas trituradas como fijador, y para crear el efecto brillante se utilizaban escamas de pescado.
Durante la época isabelina el uso de barras de labios empezó a extenderse, y el gusto de la época era que la cara estuviera lo más blanca posible sobre la cual se aplicaba en los labios el color, destacando de este modo mucho mas la intensidad del color de los labios maquillados. En esa etapa de la historia las barras de labios estaban fabricadas a base de cera de abejas y pigmentos encarnados obtenidos de algunas especies vegetales.
Otros elementos que se han utilizado a lo largo de la historia han sido sobre todo los insectos, destacándose de entre todos la cochinilla, cuyo color característico ha dado pie a un tipo de color rojo denominado rojo de cochinilla, uno de los tonos más cotizados y buscados sobre todo por mujeres a las que les gusta destacar sus labios.