El pasado 1 de octubre se celebraba la primera edición del Día Mundial de la Urticaria Crónica, bajo el lema “Ponte en mi piel”. Hoy queremos hablar sobre esta enfermedad, de la cual hasta el momento se desconoce tanto la causa como la cura, haciendo que los enfermos de urticaria puedan llegar a desesperarse ante esta situación, estado que no les permite llevar a cabo sus vidas con normalidad, ya que esta enfermedad llega a provocarles grandes trastornos.
La urticaria es una de las enfermedades más desconocidas que existe, no se conoce la causa y tampoco su cura. Lo máximo en lo que ayudan los especialistas como dermatólogos o alergólogo es recomendarte tratamientos y forma de vida para aliviar la enfermedad, pero que en ningún momento llegan a reducir y mucho menos a erradicar la misma.
El síntoma primero y principal de la Urticaria Crónica, con o sin angioedema, es el prurito (picor), que deviene muy intenso y a menudo se describe como insoportable.
A este síntoma le sigue la aparición de habones o ronchas que pueden ser de pocos milímetros o aumentar de tamaño. Las lesiones de mayor diámetro tienen forma de anillos, con un área central pálida, y presentan enrojecimiento (eritema) e hinchazón (edema). Pueden afectar a áreas concretas o zonas muy extensas del cuerpo.
La aparición de estos síntomas se produce de forma súbita y sin previo aviso. Por lo que, el ardor e incluso el dolor en las áreas afectadas, merman muchísimo el desarrollo normal de la actividad diaria de los que lo padecen. A menudo, los brotes de habones aparecen y desaparecen. Las lesiones pueden brotar durante unas horas en un área, para luego desaparecer, y volver a presentarse en un área diferente. Así, las lesiones devienen transitorias en el intervalo de 1 a 24 horas.
Señalar que existe una Asociación de Afectados de Urticaria Crónica (AAUC), cuya página web es http://www.urticariacronica.org/, donde podéis encontrar más información..